Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://cecilygqlk508243.blogsumer.com/37560213/análisis-del-cabezazo-de-zidane-en-la-final-de-2006